jueves, 27 de noviembre de 2014

EL GRAN PROBLEMA DE LA COMUNIDAD DE SUMBILCA


“SUMBILCA: REFLEXIÓN  FINAL”

Escribe: Ruyer Espinoza Yupanqui




“Raíces de mi pueblo”  inicia un recorrido por la identidad de nuestra comunidad sumbilcana, enseñándonos una tradición de rica e insospechable alcurnia. Asimismo, esta tentativa acuciosa, filialmente sentimental, documentalmente historiada no solo trasciende la evocación y el rescoldo ciertamente romántico sino que compromete a proponer alternativas que posibiliten la revaloración de la estructura social sumbilcana, que está inmersa en una profunda crisis, producto de la discontinuidad entre su pasado riquísimo, extraordinario, creador y su presente desalentador, agobiante, oscuro, porque la comunidad de Sumbilca como todo el espacio andino, enfrenta la incapacidad de satisfacer las necesidades básicas en su ámbito de influencia, debido al escaso desarrollo de sus fuerzas productivas en relación a la dinámica económica del sector capitalista que generalmente se encuentra en la costa.

Esta ruptura entre el pasado glorioso y la modernización que nos ha traído el desarrollo acelerado del capitalismo, es la causa fundamental de la crisis sumbilcana y de la mayoría de comunidades andinas, que  por no saber sobreponerse a la dependencia y a los cambios estructurales, han perdido su identidad y su herencia.

Es vital que Sumbilca aperture una reconciliación consigo misma, y de la síntesis encuentre  su nuevo cauce, para potenciar su posibilidades, teniendo en cuenta su riquísimo folklor, su maravilloso y extraordinario  legado, a fin de continuar el rol histórico que le toca cumplir.

La comunidad  campesina, cuyo origen es el ayllu, por esencia es comunista, lo ha sido por más de 200 siglos, entonces debe saber subsistir en una economía de mercado, aprovechando sus recursos, potencialidades, calidades y creando variadas y complejas estrategias de sobrevivencia, sobre todo debe hacerlo comunitariamente.

El año 1985, en un sencillo diagnóstico decíamos: “hay que evitar la dispersión de los medios de producción y la diseminación de los pequeños productores, a través del  fortalecimiento de la comunidad  campesina, otrora base fundamental de la organización político social económica del poderoso Imperio Tahuantinsuyo. Todos los capitales y demás medios de producción como tierras, agua, herramientas, abonos, conocimientos, fuerza humana, etc., deben ser comunes, perteneciendo por igual a todos los miembros de la comunidad. De esta manera se evitará el inmenso derroche de energía humana, el empeoramiento progresivo de las condiciones de producción y el encarecimiento de los medios de producción, como ocurre en el actual régimen de propiedad parcelaria”  (1).

Cualquier estudio que rodee el problema campesino, sin descubrir su verdadera esencia, sin duda, serán las propuestas reformistas de la burguesía. Entonces es necesario modificar el modo de producción actual, como única manera de romper la dependencia que impone el dualismo estructural.

Desde el año 1969 en Sumbilca empieza a notarse un proceso de incorporación a una débil economía mercantil motivando una aparente bonanza económica de algunos comuneros, pero a la vez originando una grave crisis para la comunidad. Pues con el cambio de producción de autoconsumo por una producción  de mercado, se inicia un proceso de desintegración comunal, es cuando, cada quien busca ser  más o mejor  que el otro. En esta behetría comunal aparecen sectores geográficos muy marcados como pueblo (Sumbilca), Piscocoto, Cucapunco, Pacaybamba, y porque no también mencionar a Quilca, cada zona, cada sector con sus propios intereses, necesidades y prioridades.

Esta desarticulación comunal, incontenible e histórica ha ocasionado una lucha intestina que ha resentido la unidad comunitaria. Ante esta cruda realidad, solo una adecuada y “nueva forma democrática” de organización interna podrá remediar este problema (2).

Como lo habíamos anotado anteriormente, en Sumbilca  a finales de  los años sesenta es cuando comienza su decrecimiento  integral  en su proceso evolutivo; la historicidad de la  integración comunal, antes solida y centralizada en el pueblo de Sumbilca, empieza a resquebrajarse Interactuando negativamente en su entorno local, con una innegable conclusión la pulverización de la otrora gran comunidad campesina de Sumbilca.

Está demostrado que históricamente la comunidad de Sumbilca frente a los múltiples problemas que enfrenta no se somete al dominio de las adversidades, no claudica, no sucumbe, más al contrario se reinventa para continuar su rumbo, se recarga de nuevos bríos buscando una esperanza salvadora.

Creemos que para Sumbilca y para el resto del Perú marginado, las posibilidades son muchas. Lo podemos realizar con dignidad, con altura, con orgullo, porque sabemos de nuestras fuerzas, conocemos las raíces de nuestro pueblo y vamos a reivindicar nuestro papel histórico.





(1). Ruyer Espinoza Yupanqui; “DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN LAS COMUNIDADES TRADICIONALES DEL PERU. EL CASO DE LAS COMUNIDADES SERRANAS DEL VALLE ALTO DE HUARAL”, Ediciones Atavillos, Instituto de Investigaciones Economicas – UNMSM, 1985.

(2). Ruyer Espinoza Yupanqui; “PANORAMA EDUCACIONAL EN LA COMUNIDAD CAMPESINA DE SUMBILCA- HUARAL”. Ediciones Atavillos, CIAP, 1985, p.18.